espectáculo

El «pequeño Maquiavelo»

Idéntico nombre: Nicolás /Nicollo. Idénticos procedimientos de actuación, seducción e infiltración en el poder.  Sorprendentes. Inauditos. Tempranos.  Nicollo Maquiavelo. Florencia, 3 mayo de 1469 / 18 de abril de 1994, Madrid.

Pasmo histórico. Sumisión mediática. Secuencias televisas incisivas. Expectación,  única,  mayor. Presencia ante cámaras por primera vez del «pequeño Maquiavelo». Sin experiencia. Dominio escénico o del «pequeño Maquiavelo». Seguridad personal ante el ataque verbal, dialéctico en el debate televisado.

Aproximación física sin miedo a un rival televisivo que, con pasmo y cara hierática lo observa pasmado (Miguel Ángel  Rodríguez). Otra escena de dominio escénico.

¿ En quien te inspiras, Nicolás? ¿Quién es tu Cesar Borgia? Has leído y sigues el guión con férrea disciplina.

Nicolás Maquiavelo: «El que quiere ser tirano y no mata a Bruto y el que quiere establecer un Estado libre y no mata a los hijos de Bruto, sólo por breve tiempo conservará su obra».

Solo es un chaval que se llama Francisco Nicolás Gómez Iglesias

30Valle-Inclán describió personaje esperpénticos, convertidos en fantoches bajo sus máscaras, que protagonizaban historias en las que los valores anacrónicos y absurdos de una comunidad eran capaces de desatar una tragicomedia.

¿Qué es el esperpento? Pues, originalmente es un género literario creado por Valle-Inclán en el contexto de la generación del 98 que presenta una visión deformada y grotesca de la realidad con el fin de criticar o satirizar y que, hoy, merced a la infinita e indefinida red social y la televisión entendida como burdo espectáculo ha tomado cuerpo en la figura de un personajillo al que llaman «pequeño Nicolás».

A dicho sujeto, por lo visto, solo le ha faltado pisar la luna. Y a la sociedad española del morbo y la picardía, alimentada por hambrientos programas de televisión ávidos de «miserias humanas», solo le faltaba este «fantoche» para acabar de aderezar el cocido de la confusión y el malestar en el que vivo sumido.

Dice que la Vicepresidenta del Gobierno era su contacto en la Moncloa. Que le encargaron resolver el asunto catalán que lleva 300 años sin resolverse. Que colaboró con el CNI y La Zarzuela. Que la infanta Cristina le dio las gracias y un beso por lo que había hecho por ella (quizá por su situación indefinida en el caso Nóos)…

Se llama Francisco Nicolás Gómez Iglesias (Madrid, 1994) y dice que le llaman «pequeño Nicolás» por un personaje de Goscinny. ¡Ay!, Si Goscinny volviera a la vida. Seguro que regresaba inmediatamente a su eterno descanso ante semejante espertento. Si alguna comparación quiere verse entre este Francisco y uno de los personajes del gran autor francés sea, quizá, aquel chico travieso de 6 años proveniente de una familia francesa de clase media durante los años 50.

El caso es que -según leo- el tal Francisco (me niego a llamarlo pequeño Nicolás) es nieto de Vicente Gómez Iglesiasun ex capitán de la Guardia Civil condenado por su participación en el golpe de Estado del 23-F de 1981, por un delito de adhesión a la rebelión a seis años de prisión.

Dicen que se crió en el barrio de Prosperirdad de Madrid, aunque a los 14 años se fue a vivir con su abuela, en la calle Maudes, cercana a la glorieta de Cuatro Caminos, en un complejo de viviendas militares. Pobre abuela, ¡ella no tiene ninguna culpa!.

Y, mira por donde, el muchachito ha saltado a la arena mediática por sus fotografías con la realeza, la alta política española y sus relaciones con los más opacos instrumentos del poder. Una de tres: o estaba muy bien considerado (lo que es pésimo), o lo han utilizado (lo que es lamentable), o algo ha fallado en los sistemas de protocolo y de relaciones de esas altas esferas españolas (lo más probable y patético de la situación. El caso es que, ahora, al chavalín de 20 años lo desmienten todos. ¿ Y por qué has de desmentir a un adolescente con pinta de pícaro?.

Mi admirado Groucho Marx  se ponía un mostacho postizo muy incómodo y un día decidió quitárselo y pintarse uno con betún, con lo que configuró parte de la iconografía de su personaje. Le añadió unos característicos andares gachos y completó su personaje con cejas pobladas, un habano y gafas de metal. Interpretó habitualmente a un abogado cazadotes de verbo fácil, pícaro, ingenioso y dispuesto a todo por dinero, especialmente a dar un «braguetazo» o boda de conveniencia con una vieja rica.

¡Ay! Francisquito, que tienes un cierto aire a un empresario barcelonés que un día fue puesto como ejemplo del hombre de negocios honesto y honrado y que también dio con sus huesos entre rejas.